sábado, 31 de enero de 2015

Volverte a ver

Ahora que la vida
es un laberinto con peldaños,
quiero subirlos contigo de tres en tres.
Y tú sin saberlo.

En realidad esto no es un poema,
es sólo una forma de pensar en ti sin que lo sepas,
de mirarte de cerca sin que me veas,
de colarme por dentro
como las capas de ropa del invierno
para ser la única que no te sobre
cuando entres al metro camino del trabajo
y salga el Sol en tu vientre.

Mi corazón es parte de la lluvia...

"Mi chica revolucionaria"

martes, 27 de enero de 2015

Indestructible como sólo tú sabes

A veces pierdo la razón por completo y me pareces perfecto. Incluso me parece bien que seas tan destructivo e indomable. Me ha llegado a parecer normal que me tratases como a otra más… cuando nunca he consentido eso.
Hay personas que me tratan mil veces mejor que tú, pero es que a mí siempre me ha llamado la atención lo difícil, lo que no tengo, así como tú. Y normalmente, hasta que lo consigo o me destruye, no dejo de intentarlo… Pero esta vez voy a hacer una excepción (al menos, voy a intentar hacerla).
Porque lo peor de todo, es que me estoy destruyendo yo a mí misma, en mayor magnitud de lo que me estás destruyendo tú, y no no no, destruirse a uno mismo por las imperfecciones de otra persona debería ser ilegal, no debería estar permitido.
Es lo que nos pasa a las personas como yo. Ya sabéis, soy de esas que intentan dar los mejores consejos a sus amigos para que ellos estén bien, intento dar lo mejor de mí para ellos, siempre pienso en los demás antes que en mí, y luego yo no sé cómo arreglar mi vida… No sé darme consejos a mí misma porque me parecen inútiles, y nunca pienso en mí, siempre pienso en las consecuencias que tendrá lo que hago (respecto a los demás) e incluso me quedo sin hacer lo que me apetece o necesito por los demás. Y ya basta.

Ya bastas. 

domingo, 25 de enero de 2015

Me dejé llevar por ti y ni siquiera sabías a dónde ibas.
Y aquí estoy, perdida... En ti

jueves, 22 de enero de 2015

Hay una sensación que últimamente ronda por mi vida sin parar.
Imaginad un sitio cerrado, no demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeño. Hay tierra por todo el suelo, como si todo el polvo y todas las partículas se hubiesen concentrado en ese suelo, y de repente cae un enorme bloque sobre esa tierra. ¿Qué pasaría? Pues que ese bloque hace que toda la tierra se esparza por el aire, te nublaría la vista y no verías nada porque estaría todo el aire lleno de tierra, y te agobiarías. 
Pues eso pasa en mi interior. Es como si cada vez que apareces, tirases un enorme bloque y todo lo que hay dentro de mí se desordena, despiertas aquello que he conseguido calmar y todo mi interior está nublado por ti, no lo puedo controlar.
Y todavía te sientes orgulloso de eso, porque sabes perfectamente lo que me pasa cuando apareces, y yo sé perfectamente que te gusta desordenar mi calma. Esa calma que me ha costado millones tener.
Pero yo no me siento orgullosa de ello, no me siento nada orgullosa de que llegues con tus aires de prepotente y granuja, con esa sonrisa que intentas esconder pero que termina saliendo y achinándote tus ojos azul océano, y todas mis defensas, así como los muros que he intentado tanto tiempo levantar contra ti, se desmoronen. NO, joder. Porque te da igual que me tiemblen las piernas, te da igual mi sonrisa cansada de no poder contenerse más, y te igual que me muera por tus huesos.
Te da igual porque a ti solo te importas tú. Y a mí, hace tiempo que creo que me importa más verte sonreír que verme sonreír. Y no, no me siento orgullosa de eso. 

domingo, 11 de enero de 2015

Eres frío, tan frío como el invierno en este momento. 
Eres ese tipo de frío que te cala los huesos hasta doler, y no te importa. En absoluto.
Y quizá es eso lo que más me gusta de ti, que no tratas de complacer a todo el mundo e intentar ser quien no eres.
Solo tratas de complacer a quien te importa, aunque a veces no esté bien ser tan autosuficiente, de ti me encanta. Porque aunque te metas en mis huesos y me destruyas, sabes que puedes arder como si fueses el propio Sol. Y paso de helarme, a arder.Y paso de pasar de todo (valga la redundancia) a centrarme en ti. 
A centrarme en el azul de tus ojos, que es el color en el que me perdería eternamente... O al menos una de esas eternidades temporales. Todos sabéis de lo que hablo.
Y cuando esos ojos sonríen, todo en mí sonríe con ellos. 
Así que sonríe y sigue pasando del mundo, porque te prometo que me encanta. Me encantas todo tú.