sábado, 11 de octubre de 2014

Tan acostumbrada al vértigo de sus locuras, que ahora que estoy sola, me dan miedo las alturas.

jueves, 9 de octubre de 2014

No busco imaginarme una vida a tu lado, ni busco que tú imagines otra a mi lado. 
Busco un momento, o quizá miles. Sin ataduras. A no ser que sean para mantenerme cuerda y que no me vuelvas demasiado loca con tu sonrisa. 
Incluso, tal vez, esté buscando tu mirada entre las miles que me cruzo cada día.
Quién sabe, quizá sea demasiado tarde para mantenerme cuerda. A estas alturas, las ilusiones son nuestro mayor alimento, o al menos lo son para mí.
Últimamente un chute de ilusión, o incluso uno de incredulidad, mantiene a personas con energía durante todo el día, al menos durante el día...Sí.
Luego llega la noche. Ya sabes, oscura. Solitaria. Perfecta para apartar a un lado la ilusión que te ha mantenido firme durante el largo día y derribarte. O si te ves capaz, proponértelo y simplemente buscar lo que te llena de ilusión de nuevo. En mi caso, me propongo buscarte. 
Sí, buscarte porque la noche, en realidad, no me asusta. Para nada.
Será oscura y solitaria, pero detrás de esa oscuridad, estás tú, brillando. 
Y detrás de esa soledad, también estás tú, en algún lugar, sonriendo. Viviendo. 
Y esa, es la principal razón que me permite abrir los ojos al día siguiente y comenzar de nuevo. Tú, en la oscuridad, buscándome. Buscándonos.  
Estaría bien poder cerrar los ojos y que al abrirlos todos nuestros problemas se hayan solucionado, o al menos hayan perdido importancia. Sí, estaría bastante bien.

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Nunca habéis pensado que los latidos pueden ser, simplemente una cuenta atrás?
Puede que a cada latido, un segundo. Puede que cada vez que sentimos que se nos acelera el pulso, se nos esté escapando a velocidad de vértigo la vida. 
Puede que cada vez que te veo, me quites vida. 

¿Nunca os habéis parado a pensar, en lo fácil y rápido que se paran a veces algunos corazones?
Quizás a esas personas simplemente se les acabó su cuenta atrás. 
Tal vez, les aceleraron demasiadas veces el corazón, los latidos. O tal vez, tenían una cuenta atrás más puta que los demás.

Yo sí me he parado a pensarlo varias veces. Me sorprende como aceleras mis segundos, mis latidos. De hecho, es sorprendente cómo conforme se aceleran, voy perdiendo fuerzas. Como si poco a poco, se me acabara la vida, o como si al acelerarse los segundos de mi maldito recuento, algo me avisara de que es por ti, que de nuevo me estás robando vida. Como cada vez que has quebrado en pedazos mi fachada y me has hecho temblar.

Quizás todo es tan fácil como eso.