sábado, 20 de diciembre de 2014

No es malo tener miedo. Lo malo es dejar que el miedo domine tu vida, porque entonces no tendrás vida. Solo miedo.

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una. Pero aunque se parezca, los miedos son tan personales y diferentes, como puedan serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples, como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. 
Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos... A no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. 
Hay miedos que nos va dejando la conciencia, el miedo a ser culpable de lo que les pasa a los demás. Y también el miedo a lo que no queremos sentir ni mirar, a lo desconocido, como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca...
Y hoy he escuchado a un tal 'Punset' en la tele, un señor encantador que decía que la felicidad es la ausencia del miedo. Y entonces me he dado cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo... 

Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien, a veces cuesta, pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar. Y de repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece. Ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario