lunes, 18 de febrero de 2019

Beating heart of stone

Me preguntaron qué era exactamente la felicidad para mí.
Nunca había sabido definirla, ni siquiera encontraba palabras para expresarme e intentar contestar porque supongo que realmente nunca la había sentido como tal.
Ojalá se atrevan a preguntarme de nuevo.
Ahora sé expresarme perfectamente.
La felicidad se encuentra exactamente en ese momento de la noche en el cual me giro y te encuentro a mi lado... Una y cada una de mis noches
La felicidad se encuentra en cada estúpido detalle de tu esencia
Sí, la felicidad se encuentra en el momento en el cual decidimos encontrarnos esa noche, sin haberlo planeado. Sin haberlo buscado.
La felicidad, cariño, se encuentra en cada cicatriz que tengo. No, no me las has hecho tú... Al contrario, hay heridas que pensé que nunca se cerrarían. Mejor dicho: nunca quise cerrarlas. Me lo había planteado pero las había hecho parte de mí a pesar de que me destrozaran y acabaran con todo lo que me quedaba dentro.
Pero tú, llegaste con ganas de quererme, de hacerme ver el mundo de otra manera, de enseñarme que sí puedo seguir.
Y en fin, de repente, un día cualquiera.... No sentía las heridas.
No me dolían.
No las veía.
Las has sanado tan bien... las has curado con tal cuidado que ni siquiera he tenido tiempo de pararme a ver cómo iban. Simplemente me olvidé de ellas y tú te encargaste del resto.
La felicidad está escondida entre mis huellas dactilares justo en el momento en el que pasan por tu cuello y sienten cada uno de tus poros.
La felicidad.... La has creado tú. Se podría decir que le has dado forma a todo lo que he sido y lo has convertido en una radiante necesidad de vivir y sonreír.
Por esto, hoy podría decir sin dudarlo ni un segundo que la felicidad se encuentra en lo que hemos creado. En este quiero y puedo por el cual luchamos cada día y en estas ganas de ser mejores y crecer juntos que no se cansan jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario