miércoles, 11 de marzo de 2015

No sé si es peor que no me creas tú,o que no me crea yo.

Ojalá pudiese cerrar los ojos y dejar de verte como algo más. Quisiera verte como un amigo más, especial, pero uno más al fin y al cabo. Y ojalá pudiese mirarte y que mi mente no invente cosas macabras que hace tiempo que no me acaban sentando bien.
Quisiera poder coger todos esos recuerdos, ya sean físicos o no, y guardarlos en un cajón que no abriré nunca, o al menos hasta que llegara el momento en que tú me pidas, explícitamente, que lo abra. Que lo abra y que recuerde mil noches debajo de las mantas contigo, cada enfado tonto que teníamos y que reventaban mi paciencia pero más tarde no recordaba por culpa de tu manía de provocarme amnesia temporal, o esos mil paseos por calles que veía todos los días, pero sin embargo a tu lado se convertían en caminos llenos de felicidad y cosas en las que nunca me había parado a mirar.
Aunque sinceramente, contigo a mi lado con tu brazo rodeándome, tampoco me paraba demasiado a mirar nada que no fuese tu estúpida media sonrisa que nunca te abandonaba cuando íbamos así por la calle.

Y bueno, sin salirme del lado duro que pretendía mostrarte en este texto, quiero que sepas que aunque dobles cada esquina de cada maldito capítulo que intento leer disimulando que no sé el final, incluso hay momentos que te odio. De una manera u otra, pero lo hago.


P.D: No te subas demasiado, que tampoco me gustaba tanto tu media sonrisa de tío duro e invencible… Ya casi que no me quema por dentro imaginarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario